Prueba del Dacia Duster: imbatible

El antiguo Duster fue un auténtico éxito comercial con 1,1 millones de unidades vendidas en 44 países; esta cifra puede incluso aumentar a más de 3 millones si se añaden los modelos con la marca Renault. Así pues, se esperaba la renovación y el ejercicio era peligroso.

 

En Dacia, no se cambia a un equipo ganador: incluso para cambiar el 100% del diseño exterior, se recurrió al mismo diseñador del primer Duster, Erde Tungaa. La primera generación se inspiró, según él, en el Renault 4L, con la enorme limitación de integrar las puertas del Sandero.

 

Por tanto, se suponía que la segunda generación mantendría los genes estilísticos de su predecesora, y lo haría mejor. Básicamente, cambiar todo, pero mantener el ADN. La línea de cintura elevada, los 100 mm de avance y, sobre todo, la inclinación del parabrisas hacen que la línea general sea tan dinámica como moderna. Además, por primera vez en Dacia, hay una nueva firma luminosa frontal, con faros que se extienden a lo ancho del vehículo. Se nota que la gama Dacia tiene identidad propia. Y no vamos a criticar el original diseño de los pilotos traseros, que recuerdan a los del Jeep Renegade, pero que aportan un toque de fantasía al diseño de este nuevo SUV.

 

El interior también se beneficia de una revisión general: nuevo salpicadero, nueva calidad percibida, con la inevitable integración de una pantalla multimedia, más lograda que en la primera generación… ¿Y qué decir de esos botones de control del aire acondicionado? Compararlas con las del Audi TT quizá sea un poco exagerado, pero tienen el mérito de modernizar el salpicadero por sí solas.

 

Dacia ha corregido incluso algunas carencias del pasado con un volante regulable en altura y profundidad, toda una innovación para el Duster, y un nivel de insonorización dos veces superior, lo que no es ningún lujo.

 

El resto del equipamiento opcional es casi de ensueño, con la llegada de la tarjeta manos libres, los faros automáticos y el aviso de ángulo muerto, entre otros. La definición de bajo coste pierde todo su sentido si se tiene en cuenta que el 50% de los Duster se venden en niveles de acabado de gama alta, aunque los precios de base sigan siendo similares: 11.990 euros para el Sce 115 y 14.000 euros para el dCi 90. El acabado Prestige (tope de gama) con el motor dCi 110 y caja de cambios EDC tiene un precio de 19.950 euros.

 

Primer viaje con el motor de gasolina TCe 125, caja de cambios manual y tracción a dos ruedas. En los primeros kilómetros, nada que decir, el Duster gana en confort de marcha y sonoridad. El único inconveniente importante es el motor, con una cruel falta de pegada y un consumo medio que apenas baja de 8,0 l/100 km. Está muy lejos del 1.0 Ecoboost o del 1.2 PureTech. La transición al modelo dCi 110 equipado con la caja de cambios robotizada EDC, siempre con tracción a las dos ruedas, es aún más evidente: encontramos un par motor decente y una caja de cambios automática que ha demostrado su eficacia en la gama Renault. Agradable en la ciudad y en el campo, ya podemos imaginarlo como el motor estrella.

 

Las versiones 4×4 del anterior Duster representaron el 25% de las ventas en España. En la nueva versión, la tracción total está disponible con los motores dCi 110 y TCE 125. Como suele ocurrir, a los fabricantes les gusta demostrar las cualidades todoterreno de su recién nacido, pero aquí la legitimidad es mayor que en el caso de un Maserati Levante, por ejemplo. El sistema de control de descenso de pendientes es impresionantemente eficaz. También lo es el sistema de cámaras multivisión (cuatro cámaras: una delantera, dos laterales y una trasera), que permite ver el lateral de una duna… o de una gran acera. El recorrido en la cantera de arena impresionó incluso a los habituales del club 4×4 allí presente: me baso pues en sus habilidades para decirles que el Duster es mucho más que un simple SUV en todoterreno.

 

En conclusión, Dacia parece encontrarse en plena «coreanización» de su gama, al igual que Hyundai o Kia en los años 2000. Sin embargo, a diferencia de este último, en la misma época, el fabricante rumano se beneficia de una imagen de marca, o más bien de un aura increíble. La prueba está en el número de personas que siguen al fabricante en las redes sociales: 4 millones, es decir, casi 1 fan por modelo vendido en el mundo. Otra prueba es el récord de pedidos anticipados del nuevo Duster, que retrasa la espera de nuevos clientes hasta el segundo semestre de 2018.

 

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